viernes, 26 de julio de 2013

Videoconferencia de Helga Zepp-LaRouche el 27 de julio: Glass-Steagall: Cómo detener el derrumbe financiero global




Videoconferencia de Helga Zepp-LaRouche el 27 de julio: Glass-Steagall: Cómo detener el derrumbe financiero global ...


Videoconferencia de Helga Zepp-LaRouche el 27 de julio: Glass-Steagall: Cómo detener el derrumbe financiero global en un fin de semana; ¿Quién quiere derrocar al gobierno de Kirchner y por qué?el 27 de julio de 2013, a las 2:00 pm (hora del Este de EUA)

Invitación a la videoconferencia

Archivo de videoconferencias


La conferencia empezará en 18 horas y 26 minutos y 16 segundos
La conferencia empieza a las 2:00 pm (hora del Este de EUA)
Los vínculos para el video y el audio estarán disponibles 5 minutos antes de que inicie la conferencia.
Para acceder a los vínculos, haga clic en el botón abajo para renovar (refresh) el navegador, para renovar la página menos de 5 minutos antes de que comience la conferencia.
Se necesita Windows Media Player 9 o más alto. Si no lo tiene, descárguelo aquí. Descárguelo para MAC OS X aquí.
Envíe sus preguntas al Sr. LaRouche : preguntas@larouchepub.com
Send your questions to: preguntas@larouchepub.com
Idioma
Calidad / Velocidad
Windows Media
Stream
Español
MP3 Audio 
Español
Video
banda ancha
384 kbps
 
Español
Video modem
37 kbps
 
Español
Audio solamente
20 kbps
 
Inglés
MP3 Audio 
Inglés
Video high
384 kbps
 
Inglés
Video low
37 kbps
 
Inglés
Audio only
20 kbps
 

Invitación a la videoconferencia de Helga Zepp-LaRouche el 27 de julio de 2013 en Argentina


Videoconferencia internacional
Sábado 27 de julio: 15:00 horas de Argentina (14:00 horas de Washington;
20:00 hora de Europa Central)
Glass-Steagall: Cómo detener
el derrumbe financiero global
en un fin de semana;
¿Quién quiere derrocar
al gobierno de Kirchner
y por qué?
Ponentes:
Helga Zepp-LaRouche
Presidenta
Instituto Schiller
Dennis Small
Director para Iberoamérica de
Executive Intelligence Review
En las últimas semanas, el imperio británico ha entrado a la fase de ejecución pública de su plan para derrocar los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, y de Dilma Roussef en Brasil. Los motivos británicos no tienen nada que ver con la situación interna de esos países, ni siquiera de la región. Es parte de la decisión tomada en los niveles más altos de la cúpula británica para responder al derrumbe imparable del sistema financiero transatlántico en el período de julio a octubre, con una política económica de línea dura al estilo nazi, internacionalmente, como lo ha advertido repetidamente el estadista y economista estadounidense Lyndon LaRouche.
Esa intención se ha formulado abiertamente en documentos recientes del banco J.P. Morgan Chase, por ejemplo, donde ataca la naturaleza “antifascista” de la mayoría de las constituciones europeas que siguen siendo un obstáculo para las medidas económicas schachtianas “necesarias”, tales como el “prototipo Chipre”' de robo de los depósitos bancarios llamado “rescate interno”; y en documentos del Banco de Pagos Internacionales, donde plantea una línea dura para desatar una implosión deflacionaria del sistema financiero, con el cual naciones enteras y cientos de millones, si no miles de millones de personas serían eliminadas.
Los gobiernos argentinos primero de Néstor Kirchner y ahora de su viuda Cristina Fernández de Kirchner, han sido una espina molesta en el costado del imperio británico porque se han rehusado rotundamente a permitir que los fondos buitres depredadores y otros especuladores internacionales saqueen y destruyan a su nación. En un momento en que el imperio británico ha puesto el valor de su burbuja de $1,600 billones de dólares impagables en derivados y otros papeles sin valor, por encima del valor de millones de vidas humanas, la resistencia soberana como la de Argentina es un ejemplo que quieren aplastar, para que las torturadas naciones de Europa en particular, desde Grecia a España e Italia, no aprendan la lección de Argentina y no se unan a la batalla de LaRouche por la ley Glass-Steagall.
“Un ataque de los británicos contra una nación de las Américas, es un ataque a todas”, declaró Lyndon LaRouche. “Ésa es la política de nuestra nación de acuerdo a la Doctrina Monroe. Ésa es la lección de la Guerra de las Malvinas”.
Los intentos recientes de las redes vinculadas con el principal narcolegalizador del imperio británico, George Soros, de atacar al movimiento de LaRouche en Argentina y tratar de sacarlo del país, así como los frenéticos (aunque fracasados) esfuerzos de las mismas redes de ultraizquierda y ultraderecha dentro de Argentina, para meter una cuña entre el gobierno de Cristina Kirchner y el nuevo Papa Francisco, son parte de la operación británica para aislar al gobierno de Kirchner y luego eliminarlo.
El semanario Executive Intelligence Review llevará a cabo una videoconferencia con la señora Zepp-LaRouche y el señor Small para analizar estas cuestiones con un público reunido en Buenos Aires, Argentina. El evento será difundido internacionalmente en inglés, con interpretación simultánea al español, tanto en las Américas como en Europa, en los portaleswww.larouchepub.comwww.larouchepac.com, ywww.espanol.larouchepac.com. Los participantes en la reunión de Argentina recibirán una copia del nuevo informe de EIR, ``¿Quién quiere derrocar al gobierno de Kirchner en Argentina, y por qué?
NOTA:
Emiliano Andino y Betiana González anunciaron el pasado 8 de julio que se separan del movimiento de LaRouche. Ninguno de ellos, ni la página Larouchista.com, ni la Fundación LaRouche de Argentina representan en ningún modo al movimiento de LaRouche o sus puntos de vista.

Helga Zepp-LaRouche Presidenta del Instituto Schiller,DIA: Sábado 27 de julio de 2013 HORA: 2:00 PM en Washington; 2:00 PM en República Dominicana- Videoconferencia Internacional en VIVO


http://www.labazuca.net/index.php/internacionales/11808-videoconferencia-int



Videoconferencia Internacional en VIVO

DIA: Sábado 27 de julio de 2013
HORA: 2:00 PM en Washington; 2:00 PM en República Dominicana
Glass-Steagall: Cómo detener el derrumbe financiero global en un fin de semana;
¿Quién quiere derrocar al gobierno de Kirchner y por qué?
Ponentes:
Helga Zepp-LaRouche
Presidenta del Instituto Schiller
Dennis Small
Director para Iberoamérica de Executive Intelligence Review
En las últimas semanas, el imperio británico ha entrado a la fase de ejecución pública de su plan para derrocar los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, y de Dilma Roussef en Brasil. Los motivos británicos no tienen nada que ver con la situación interna de esos países, ni siquiera de la región. Es parte de la decisión tomada en los niveles más altos de la cúpula británica para responder al derrumbe imparable del sistema financiero transatlántico en el período de julio a octubre, con una política económica de línea dura al estilo nazi, internacionalmente, como lo ha advertido repetidamente el estadista y economista estadounidense Lyndon LaRouche.
Esa intención se ha formulado abiertamente en documentos recientes del banco J.P. Morgan Chase, por ejemplo, donde ataca la naturaleza "antifascista" de la mayoría de las constituciones europeas que siguen siendo un obstáculo para las medidas económicas schachtianas "necesarias", tales como el "prototipo Chipre"' de robo de los depósitos bancarios llamado "rescate interno"; y en documentos del Banco de Pagos Internacionales, donde plantea una línea dura para desatar una implosión deflacionaria del sistema financiero, con el cual naciones enteras y cientos de millones, si no miles de millones de personas serían eliminadas.
Los gobiernos argentinos primero de Néstor Kirchner y ahora de su viuda Cristina Fernández de Kirchner, han sido una espina molesta en el costado del imperio británico porque se han rehusado rotundamente a permitir que los fondos buitres depredadores y otros especuladores internacionales saqueen y destruyan a su nación. En un momento en que el imperio británico ha puesto el valor de su burbuja de $1,600 billones de dólares impagables en derivados y otros papeles sin valor, por encima del valor de millones de vidas humanas, la resistencia soberana como la de Argentina es un ejemplo que quieren aplastar, para que las torturadas naciones de Europa en particular, desde Grecia a España e Italia, no aprendan la lección de Argentina y no se unan a la batalla de LaRouche por la ley Glass-Steagall.
"Un ataque de los británicos contra una nación de las Américas, es un ataque a todas", declaró Lyndon LaRouche. "Ésa es la política de nuestra nación de acuerdo a la Doctrina Monroe. Ésa es la lección de la Guerra de las Malvinas".
Los intentos recientes de las redes vinculadas con el principal narcolegalizador del imperio británico, George Soros, de atacar al movimiento de LaRouche en Argentina y tratar de sacarlo del país, así como los frenéticos (aunque fracasados) esfuerzos de las mismas redes de ultraizquierda y ultraderecha dentro de Argentina, para meter una cuña entre el gobierno de Cristina Kirchner y el nuevo Papa Francisco, son parte de la operación británica para aislar al gobierno de Kirchner y luego eliminarlo.
El semanario Executive Intelligence Review llevará a cabo una videoconferencia con la señora Zepp-LaRouche y el señor Small para analizar estas cuestiones con un público reunido en Buenos Aires, Argentina. El evento será difundido internacionalmente en inglés, con interpretación simultánea al español, tanto en las Américas como en Europa, en los portales www.larouchepub.com, www.larouchepac.com, y www.espanol.larouchepac.com. Los participantes en la reunión de Argentina recibirán una copia del nuevo informe de EIR, "¿Quién quiere derrocar al gobierno de Kirchner en Argentina, y por qué?
NOTA:
Emiliano Andino y Betiana González anunciaron el pasado 8 de julio que se separan del movimiento de LaRouche. Ninguno de ellos, ni la página Larouchista.com, ni la Fundación LaRouche de Argentina representan en ningún modo al movimiento de LaRouche o sus puntos de vista.
En Argentina, para mayor información o contacto con el movimiento de LaRouche, favor de comunicarse con:
lourdes.montes.felix@gmail.com o preguntas@larouchepub.com
Contactar a Gretchen Small en gretchensmall@larouchepub.com
preguntas@larouchepub.com para cualquier pregunta o información
EIR
Executive Intelligence Review
PO Box 17390
Washington, D.C. 20041
www.larouchepub.com
Con traducción simultanea al español en:
www.larouchepub.com y www.larouchepub.com/spanish
www.larouchepac.com y http://spanish.larouchepac.com
- See more at: http://www.labazuca.net/index.php/internacionales/11808-videoconferencia-int#sthash.bSmB0JZx.dpuf

jueves, 25 de julio de 2013

Resucitar el cortafuegos de la Gran Depresión


http://economia.elpais.com/economia/2013/07/19/actualidad/1374230958_123736.html

Resucitar el cortafuegos de la Gran Depresión

Las propuestas para recuperar la ley Glass-Steagall chocan con la banca

Elisabeth Warren y John McCain, proponentes de la reforma. / ANDREW HARRER (BLOOMBERG)
Los grandes bancos animaron el arranque de la temporada de resultados en Wall Street. Goldman Sachs dobló el beneficio en el último año, como Morgan Stanley, mientras que JP Morgan elevó los suyos un 31%; Citigroup, un 42%, y Bank of America, un 63%. Todos gracias al negocio de la banca de inversión y a operaciones con acciones y deuda. Pese a superar las expectativas, hay mar de fondo en la banca estadounidense. Esos números corresponden al pasado. Los inversores prefieren mirar al futuro y los toman con cautela, en previsión del impacto que puede tener la nueva regulación financiera.
Hace dos semanas, la Reserva Federal aprobaba los nuevos requerimientos de capital. Y a los pocos días, en la víspera de la publicación de los resultados, emergía la primera propuesta legislativa seria para resucitar la ley Glass-Steagall, un texto que estuvo en vigor entre 1933 y 1999 que separaba las actividades de banca comercial de las de inversión. Esa vuelta legislativa está patrocinada por la senadora demócrata Elizabeth Warren, y el republicano John McCain.
“La banca tradicional debe ser aburrida”, dijo Warren en la presentación, “el que quiera arriesgar, que lo haga en Wall Street”. La senadora recordó que uno de los objetivos de la última reforma financiera era evitar que los grandes bancos crecieran más, porque esa concentración creaba riesgos. Hoy en día, indicó, las cuatro mayores firmas son un 30% más grandes.
La propuesta bipartidista pone en evidencia el encendido debate en EE UU sobre si los reguladores están haciendo lo suficiente para vigilar a los bancos que se consideran demasiado grandes para quebrar. Es como si vinieran a decir que la ley Dodd-Frank, que entró en vigor hace tres años, y Basilea III no fueran suficientes para lograr que los bancos sean más honestos.
El objetivo es separar la actividad de la banca comercial y la de inversión
La Glass-Steagall original se estableció durante la Gran Depresión. Se hizo para evitar que los bancos usaran el dinero de los depósitos para hacer operaciones de riesgo. En 1980 empezaron a introducirse modificaciones en la legislación que la convirtieron en un coladero. La norma fue suspendida en 1999, con el demócrata Bill Clinton en la Casa Blanca.
La intención es recuperar algunos elementos de aquella legislación. Al levantar esta especie de muro, explican los senadores, se quiere evitar que las firmas de Wall Street que asumen riesgos excesivos puedan acudir a la Reserva Federal cuando tienen problemas. Eso creará un sistema financiero más seguro, afirman, y protegerá, de paso, al contribuyente y a la economía.
Como señala Warren, la Glass-Steagall del siglo XXI espera ayudar así a reducir el tamaño de los megabancos. El problema, como señalan desde el sector financiero, “es que la historia nunca se repite” igual. Es como decir que la próxima crisis será diferente a la de 2008 y que la nueva regulación debe, por tanto, concentrarse en los problemas actuales.
Las voces para volver a la era de la Glass-Steagall emergieron hace cinco años, tras estallar la crisis. La ley Dodd-Frank se quedó corta en ese aspecto, y el debate volvió a cobrar fuerza hace un año, coincidiendo con las pérdidas multimillonarias de JP Morgan en un paquete de deuda europea, y con Sandy Weill, el creador de Citigroup, diciendo que era la hora de partir los bancos.
Ahora, la iniciativa empieza a tomar forma, pero lo hace tocada, lo que presagia un camino difícil para salir adelante en el Congreso, donde además se vive una profunda división interna. Otros intentos por resucitar la Glass-Steagall se quedaron en eso, en intentos, porque no lograron aglutinar el apoyo suficiente para hacer frente al lobby de Wall Street.
Daniel Tarullo, gobernador de la Reserva Federal, acaba de echar un jarro de agua fría a la acalorada discusión entre Wall Street y Washington, al mostrar sus dudas sobre la vuelta a la antigua ley. El problema, insiste el hombre encargado en la Fed de llevar a delante las cuestiones reglamentarias, es otro.
La norma estuvo en vigor entre 1933 y 1999, cuando la derogó Bill Clinton
Tarullo asevera que la ley no habría evitado la última crisis. El mismo argumento de Jamie Dimon desde JP Morgan, la voz más crítica contra el exceso de regulación. La cuestión está en el grado de separación que se quiere lograr, señala el funcionario, al tiempo que recuerda que Bear Stearns y Lehman Brothers no eran bancos comerciales cuando quebraron. Otros analistas temen que el negocio se vaya hacia firmas más pequeñas menos diversificadas. Timothy Sloan, director financiero de Wells Fargo, apela a esa diversificación para decir que su banco es seguro y que no necesita ser dividido.
Warren, la máxima impulsora de la nueva agencia de protección al consumidor en cuestiones financieras, admite que su propuesta “no resuelve todos los problemas” que plantea el “demasiado grande para quebrar”. Pero, como McCain, cree que es un buen primer paso para evitar que las estrategias de riesgo que asumen los grandes bancos no afecten a los depósitos de sus clientes y ni al conjunto de la economía. El debate aún está lejos de concluir.

Regulación, ¿receta contra nueva crisis? Legisladores de EU buscan revivir una ley para prohibir a los bancos asumir riesgos al invertir; sin embargo, analistas creen que la norma por sí sola no protegería a los ahorradores.


http://www.cnnexpansion.com/economia/2013/07/16/regular-bancos-no-evitaria-otra-crisis


Regulación, ¿receta contra nueva crisis?

Legisladores de EU buscan revivir una ley para prohibir a los bancos asumir riesgos al invertir; sin embargo, analistas creen que la norma por sí sola no protegería a los ahorradores.


Por: Nin-Hai Tseng | 
Martes, 16 de julio de 2013 a las 13:52




FORTUNE — Si los bancos se portan mal, que venga la ley Glass-Steagall a poner orden.
Tal ha sido el mantra de los años posteriores a la crisis financiera de 2007-2008, la fórmula que ahora enarbolan los senadores estadounidenses Elizabeth Warren (demócrata por Massachusetts) y John McCain (republicano por Arizona).
La ley, que data de la era de la Depresión, impedía que los bancos comerciales también asumieran negocios que habitualmente eran realizados por los bancos de inversión. Se reprocha que su derogación en 1999 alentó el riesgo y la codicia y mucho de lo que está mal en Wall Street; sin la Glass-Steagall que lo evitara, los bancos se hicieron más grandes y, con los años, "demasiado grandes para quebrar".
La semana pasada, la singular dupla política presentó un proyecto de ley destinado a recrear esa ley de 1933. El esfuerzo es bienvenido, pero las protecciones que ofrece la Glass-Steagall no son una panacea para el riesgo bancario de hoy día, su derogación no causó la crisis financiera. El restablecimiento de la ley probablemente no proteja a los estadounidenses entre sí.
Esto no quiere decir que una ley como la Glass-Steagall no sea necesaria. La propuesta de Warren y McCain sería separar la banca tradicional (que ofrece las cuentas corrientes y de ahorros estándares, aseguradas por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos) de las instituciones de mayor riesgo, como aquellas que participan en la banca de inversión, la venta de productos de seguros, los fondos de cobertura, capital privado y similares.
Esto sin duda limitaría los riesgos en el sistema financiero, algo que es muy necesario ya que los bancos asumen cada vez más riesgos y se han vuelto demasiados grandes demasiado rápido.
Incluso los banqueros más inverosímiles como el antiguo CEO deCitigroup, Sandy Weill, han pedido que la ley regrese. Recordemos que fue Weill quien erigió a Citi, otrora el mayor banco del mundo, en el "supermercado" financiero que era cuando se desató la crisis financiera.
Restablecer algo parecido a la ley Glass-Steagall, sin embargo, no protegerá a los estadounidenses de volver a vivir otra crisis financiera. Es cierto que revocar la ley probablemente contribuyó a que la crisis fuera peor, como Barry Ritholtz ha señalado. Alentó a un sistema financiero que asumió erróneamente que los bancos pueden autorregularse; a las instituciones financieras se les permitió ganar tamaño, complejidad y excesivo apalancamiento.
Sin embargo, la derogación de la Glass-Steagall por sí sola no causó la crisis financiera o la pérdida por trading de más de 2,000 millones de dólares sufrida por JPMorgan el año pasado (la cual, por lo demás, se produjo en la división comercial del banco y no en el brazo de banca de inversión), algo que la propia legisladora Warren reconoció en una entrevista el año pasado con el reportero Andrew Ross Sorkin del New York Times. Recordemos que los primeros bancos en venirse abajo con la crisis financiera fueron Bear Stearns, Lehman Brothers y Merrill Lynch... Todos ellos bancos de inversión sin las actividades bancarias comerciales cubiertas por la Glass-Steagall.
Está claro que las enormes pérdidas de Citigroup y su posterior rescate gubernamental tal vez no hubieran ocurrido si la Glass-Steagall aún estuviera vigente. Citicorp y Travelers Group no habrían podido fundirse en la mayor empresa de servicios financieros del mundo.
Todo esto ilustra la complejidad de las regulaciones financieras y lo que se necesita para proteger a los contribuyentes de Estados Unidos contra los riesgos planteados por los bancos de hoy. Recuperar una ley como la Glass-Steagall sin duda reducirá los riesgos que plantean los bancos estadounidenses demasiado grandes para quebrar, pero no los elimina. Warren misma ha admitido que su propuesta se enfrenta a grandes obstáculos políticos. Con todo, si tiene éxito, sería demasiado idealista decir que no se producirá otra crisis financiera

BANQUEROS SON PRUDENTES Y NO SE JACTAN DE LAS GANANCIAS El dilema de grandes bancos: ganan demasiado pero no pueden presumir



EL CRONISTA.

BANQUEROS SON PRUDENTES Y NO SE JACTAN DE LAS GANANCIAS

El dilema de grandes bancos: ganan demasiado pero no pueden presumir

18-07-13 00:00 Los bancos de EE.UU. invirtieron tanto dinero y tiempo en criticar las regulaciones que ahora no pueden admitir que les está yendo muy bien. JP Morgan ganó este año u$s 25.000 millones



Hasta Citigroup y el Bank of America, que recibieron ayuda, ganan mucho
Hasta Citigroup y el Bank of America, que recibieron ayuda, ganan mucho
TOM BRAITHWAITE

Los bancos más grandes de Estados Unidos luchan contra un problema inextricable. No se trata del incumplimiento de préstamos, una ola de ataques cibernéticos ni juicios en escalada. Es algo mucho más serio: están a punto de hacer demasiado dinero.
JP Morgan Chase se encamina a recaudar u$s 25.000 millones o más este año -tanto como el producto bruto interno de Paraguay- con un rendimiento mínimo de 17% de las acciones ordinarias, lo cual coloca nuevamente al banco en los niveles vertiginosos de 2007.
En una atmósfera política distinta, este podría ser un momento para celebrar. No solo que bancos tales como el JPMorgan y el Wells Fargo sobrevivieron a la crisis, sino que nuevamente les está yendo muy bien, según los resultados divulgados el viernes pasado. Hasta el Citigroup y el Bank of America, que tomaron u$s 90.000 millones de dinero destinado a rescate, están fuera de peligro, saliendo a flote en medio de activos no rentables y compitiendo por nuevos negocios. Sus acciones crecieron 95 y 78%, respectivamente, en 12 meses.
En otro momento, el exceso de efectivo se entregaría a accionistas y empleados. La mitad de los ingresos de los bancos de inversión se pagarían al personal y hasta el 100% -y a veces más-de las ganancias se distribuirían a los inversores mediante dividendos y programas de recompra de acciones.
Pero en el contexto reinante, las celebraciones deben acallarse y los directores de banco deben permanecer mezquinos. Tan solo un 31% de los ingresos se separó para sueldos del la banca de inversión del JPMorgan según las ganancias reveladas el viernes. Los accionistas, por su parte, podrían alegrarse con la veloz apreciación de las acciones, pero no esperan recibir dividendos récord... en parte porque la Reserva Federal ahora pone un freno a los pagos generosos.
Los banqueros prudentes ponen de relieve la mitad vacía del vaso: Jamie Dimon advirtió sobre una “reducción drástica” de beneficios de hipotecas y se mostró preocupado porque los extranjeros se quedasen con los negocios de EE.UU.. En la conferencia de notificación de ganancias, un analista desconcertado ante los resultados comerciales “extremadamente buenos” preguntó al director ejecutivo del JPMorgan “podrían alardear un poco, ¿no?”. Nada de esto hizo Dimon.
Aquí se presenta un problema: los bancos gastaron mucho tiempo, energía y dinero advirtiendo sobre los potenciales efectos nocivos de reforzar las regulaciones. Sin embargo, desde la crisis, los organismos reguladores internacionales no han dejado de exigir más capital, incluyendo un cargo adicional para los bancos más grandes. En consecuencia, los prestamistas han duplicado sus niveles de capital y, en algunos casos, han alcanzado los nuevos objetivos de Basilea III seis años antes de lo previsto; aun así, ¿dónde están los efectos nocivos? Los mejores de ellos siguen batiendo nuevos récords de ganancias.
En la actualidad, los organismos reguladores y los políticos estadounidenses han encontrado una nueva energía –muy posiblemente porque estamos lejos de la crisis y los bancos parecen más saludables– para ir mucho más lejos en la imposición de regulaciones más estrictas a los bancos. En los próximos 12 meses, la Fed sacudirá a los bancos con un nuevo aluvión de medidas: una norma más estricta de apalancamiento que obliga a mantener más capital contra activos, disponer de una cantidad mínima de deuda a largo plazo que se utilizará para recapitalizar a un banco en quiebra, un nuevo impuesto sobre el capital a los bancos que dependen demasiado de la financiación mayorista a corto plazo y la prohibición de operar por cuenta propia conocida como la regla Volcker.
Las medidas que se vienen son serias y los bancos le temen. Existe una remota posibilidad de que los legisladores vayan aún más lejos, por ejemplo, mediante la restauración de la separación entre la banca de inversión y la banca comercial, conocida como la Ley Glass-Steagall. Todavía queda mucha tela por cortar para decidir cuán dolorosa será la siguiente ronda de regulaciones.
Pero, con cada temporada de ganancias, las advertencias de catástrofe parecen tener cada vez menos sentido. La Financial Services Roundtable (Mesa Redonda de las Compañías de Servicios Financieros) declaró la semana pasada que la adición de uno o dos puntos porcentuales al requisito de apalancamiento retrasaría la recuperación. Es una afirmación dudosa.
Una encuesta reciente muy precisa reveló que las reglamentaciones aumentaron 117% en los últimos 12 meses, lo que obligó a los bancos a sumar 2,3 personas más para ocuparse del asunto. A pesar de la insensatez de esas cifras, los bancos pequeños enfrentan un desafío normativo. Pero eso no hace otra cosa que resaltar la consolidación lenta, pero constante, de la industria, en la que JPMorgan, Wells Fargo y sus principales compañeros disfrutan de una participación cada vez mayor mientras sus rivales más pequeños se desmoronan.
Hay nubes en el horizonte. Dimon no mentía del todo cuando advertía sobre la desaceleración del negocio hipotecario. La retirada de la Fed de los mercados financieros eliminará un importante viento de cola.
La única esperanza de los bancos es que los reguladores y los políticos presten más atención a estas amenazas sombrías que a sus propios resultados color de rosa.

BANQUEROS SON PRUDENTES Y NO SE JACTAN DE LAS GANANCIAS



CRONISTA.COM

http://www.cronista.com/financialtimes/El-dilema-de-grandes-bancos-ganan-demasiado-pero-no-pueden-presumir-20130718-0026.html

BANQUEROS SON PRUDENTES Y NO SE JACTAN DE LAS GANANCIAS

El dilema de grandes bancos: ganan demasiado pero no pueden presumir

18-07-13 00:00 Los bancos de EE.UU. invirtieron tanto dinero y tiempo en criticar las regulaciones que ahora no pueden admitir que les está yendo muy bien. JP Morgan ganó este año u$s 25.000 millones


  
Hasta Citigroup y el Bank of America, que recibieron ayuda, ganan mucho
Hasta Citigroup y el Bank of America, que recibieron ayuda, ganan mucho
TOM BRAITHWAITE
Los bancos más grandes de Estados Unidos luchan contra un problema inextricable. No se trata del incumplimiento de préstamos, una ola de ataques cibernéticos ni juicios en escalada. Es algo mucho más serio: están a punto de hacer demasiado dinero.
JP Morgan Chase se encamina a recaudar u$s 25.000 millones o más este año -tanto como el producto bruto interno de Paraguay- con un rendimiento mínimo de 17% de las acciones ordinarias, lo cual coloca nuevamente al banco en los niveles vertiginosos de 2007.
En una atmósfera política distinta, este podría ser un momento para celebrar. No solo que bancos tales como el JPMorgan y el Wells Fargo sobrevivieron a la crisis, sino que nuevamente les está yendo muy bien, según los resultados divulgados el viernes pasado. Hasta el Citigroup y el Bank of America, que tomaron u$s 90.000 millones de dinero destinado a rescate, están fuera de peligro, saliendo a flote en medio de activos no rentables y compitiendo por nuevos negocios. Sus acciones crecieron 95 y 78%, respectivamente, en 12 meses.
En otro momento, el exceso de efectivo se entregaría a accionistas y empleados. La mitad de los ingresos de los bancos de inversión se pagarían al personal y hasta el 100% -y a veces más-de las ganancias se distribuirían a los inversores mediante dividendos y programas de recompra de acciones.
Pero en el contexto reinante, las celebraciones deben acallarse y los directores de banco deben permanecer mezquinos. Tan solo un 31% de los ingresos se separó para sueldos del la banca de inversión del JPMorgan según las ganancias reveladas el viernes. Los accionistas, por su parte, podrían alegrarse con la veloz apreciación de las acciones, pero no esperan recibir dividendos récord... en parte porque la Reserva Federal ahora pone un freno a los pagos generosos.
Los banqueros prudentes ponen de relieve la mitad vacía del vaso: Jamie Dimon advirtió sobre una “reducción drástica” de beneficios de hipotecas y se mostró preocupado porque los extranjeros se quedasen con los negocios de EE.UU.. En la conferencia de notificación de ganancias, un analista desconcertado ante los resultados comerciales “extremadamente buenos” preguntó al director ejecutivo del JPMorgan “podrían alardear un poco, ¿no?”. Nada de esto hizo Dimon.
Aquí se presenta un problema: los bancos gastaron mucho tiempo, energía y dinero advirtiendo sobre los potenciales efectos nocivos de reforzar las regulaciones. Sin embargo, desde la crisis, los organismos reguladores internacionales no han dejado de exigir más capital, incluyendo un cargo adicional para los bancos más grandes. En consecuencia, los prestamistas han duplicado sus niveles de capital y, en algunos casos, han alcanzado los nuevos objetivos de Basilea III seis años antes de lo previsto; aun así, ¿dónde están los efectos nocivos? Los mejores de ellos siguen batiendo nuevos récords de ganancias.
En la actualidad, los organismos reguladores y los políticos estadounidenses han encontrado una nueva energía –muy posiblemente porque estamos lejos de la crisis y los bancos parecen más saludables– para ir mucho más lejos en la imposición de regulaciones más estrictas a los bancos. En los próximos 12 meses, la Fed sacudirá a los bancos con un nuevo aluvión de medidas: una norma más estricta de apalancamiento que obliga a mantener más capital contra activos, disponer de una cantidad mínima de deuda a largo plazo que se utilizará para recapitalizar a un banco en quiebra, un nuevo impuesto sobre el capital a los bancos que dependen demasiado de la financiación mayorista a corto plazo y la prohibición de operar por cuenta propia conocida como la regla Volcker.
Las medidas que se vienen son serias y los bancos le temen. Existe una remota posibilidad de que los legisladores vayan aún más lejos, por ejemplo, mediante la restauración de la separación entre la banca de inversión y la banca comercial, conocida como la Ley Glass-Steagall. Todavía queda mucha tela por cortar para decidir cuán dolorosa será la siguiente ronda de regulaciones.
Pero, con cada temporada de ganancias, las advertencias de catástrofe parecen tener cada vez menos sentido. La Financial Services Roundtable (Mesa Redonda de las Compañías de Servicios Financieros) declaró la semana pasada que la adición de uno o dos puntos porcentuales al requisito de apalancamiento retrasaría la recuperación. Es una afirmación dudosa.
Una encuesta reciente muy precisa reveló que las reglamentaciones aumentaron 117% en los últimos 12 meses, lo que obligó a los bancos a sumar 2,3 personas más para ocuparse del asunto. A pesar de la insensatez de esas cifras, los bancos pequeños enfrentan un desafío normativo. Pero eso no hace otra cosa que resaltar la consolidación lenta, pero constante, de la industria, en la que JPMorgan, Wells Fargo y sus principales compañeros disfrutan de una participación cada vez mayor mientras sus rivales más pequeños se desmoronan.
Hay nubes en el horizonte. Dimon no mentía del todo cuando advertía sobre la desaceleración del negocio hipotecario. La retirada de la Fed de los mercados financieros eliminará un importante viento de cola.
La única esperanza de los bancos es que los reguladores y los políticos presten más atención a estas amenazas sombrías que a sus propios resultados color de rosa.