Citibank podría perder la licencia para realizar actividades bancarias en Argentina  21 de agosto de 2014 — En un discurso que dio el jueves 7 la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, lanzó una evidente amenaza a la sucursal argentina del Citibank: obedezcan nuestras leyes, y páguenle a los tenedores de bonos que participaron en la restructuración de la deuda cuyos bonos se rigen por las leyes de Argentina, o enfrenten un muy posible cierre. Dijo que la sucursal argentina del Citibank, es un banco argentino que sucede que tiene accionistas extranjeros. Dado que es "un banco argentino", señaló Fernández, el gobierno espera que "cumpla con las normas y las leyes argentinas", recordándoles que "la autoridad regulatoria que otorga las concesiones para funcionar es el Banco Central". Así que, como le dijo Karen Wagner, abogada del Citibank, al periódico The New York Post, si el banco decide obedecer el firme mandato del juez federal de Nueva York, Thomas Griesa, de no pagarle a los tenedores de bonos de la deuda soberana reestructurada (muchos cuyos bonos se rigen bajo las leyes de Argentina y Europa), se enfrentarán a una "situación insostenible y extremadamente peligrosa que podría derivar en consecuencias tan serias como la pérdida de la licencia que Citibank Argentina tiene para operar", y la República podrá embargarlo. Por lo tanto, el Citibank furioso le pidió a la Segunda Corte de Apelaciones estadounidense de Nueva York que oiga su apelación al fallo del juez Griesa antes del 30 de septiembre, fecha tope para que se efectúe el pago a los tenedores de bonos. Se estableció el 18 de septiembre como fecha para una audiencia. El Citibank está especialmente nervioso, porque tiene una presencia bancaria comercial enorme en Argentina, e incluso en Suramérica, señala el Post y todo está pendiente de lo que suceda en Argentina, con la pelea que este país está librando contra los depredadores fondos buitre de la reina británica. Alrededor del 18% de las ganancias del Citibank provienen de Iberoamérica.

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Citibank podría perder la licencia para realizar actividades bancarias en Argentina



21 de agosto de 2014 — En un discurso que dio el jueves 7 la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, lanzó una evidente amenaza a la sucursal argentina del Citibank: obedezcan nuestras leyes, y páguenle a los tenedores de bonos que participaron en la restructuración de la deuda cuyos bonos se rigen por las leyes de Argentina, o enfrenten un muy posible cierre.

Dijo que la sucursal argentina del Citibank, es un banco argentino que sucede que tiene accionistas extranjeros. Dado que es "un banco argentino", señaló Fernández, el gobierno espera que "cumpla con las normas y las leyes argentinas", recordándoles que "la autoridad regulatoria que otorga las concesiones para funcionar es el Banco Central".

Así que, como le dijo Karen Wagner, abogada del Citibank, al periódico The New York Post, si el banco decide obedecer el firme mandato del juez federal de Nueva York, Thomas Griesa, de no pagarle a los tenedores de bonos de la deuda soberana reestructurada (muchos cuyos bonos se rigen bajo las leyes de Argentina y Europa), se enfrentarán a una "situación insostenible y extremadamente peligrosa que podría derivar en consecuencias tan serias como la pérdida de la licencia que Citibank Argentina tiene para operar", y la República podrá embargarlo. Por lo tanto, el Citibank furioso le pidió a la Segunda Corte de Apelaciones estadounidense de Nueva York que oiga su apelación al fallo del juez Griesa antes del 30 de septiembre, fecha tope para que se efectúe el pago a los tenedores de bonos. Se estableció el 18 de septiembre como fecha para una audiencia.

El Citibank está especialmente nervioso, porque tiene una presencia bancaria comercial enorme en Argentina, e incluso en Suramérica, señala el Post y todo está pendiente de lo que suceda en Argentina, con la pelea que este país está librando contra los depredadores fondos buitre de la reina británica. Alrededor del 18% de las ganancias del Citibank provienen de Iberoamérica.